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19 de abril de 2012

COMPLEJIDAD, TRANSDISCIPLINARIEDAD Y EDUCACIÓN

En esta lectura, la autora señala aspectos importantes del mundo globalizado, complejo y plural que actualmente se están viviendo, destacando que la realidad educativa, no deja de ser un gran desafío para la mayoría de los profesores acostumbrados a trabajar con certezas y verdades, con previsibilidad y estabilidad. Para cualquier ser humano, es difícil comprender el caos, el orden haciendo parte del desorden, la incertidumbre, la no-linealidad y la indeterminación, hoy, tan presentes tanto en la realidad como también en los procesos de construcción del conocimiento y en las dinámicas que acontecen en los ambientes educativos. Sin duda, en la actualidad se están enfrentando tiempos inciertos y fluidos con herramientas intelectuales de otras épocas, de otros tiempos, en que se observaba la realidad como estable, homogénea y determinada. Lo que se constata en estos días es que se vive en un mundo incierto, mutante, complejo e indeterminado, sujetos a lo imprevisto y a lo inesperado. Sujetos a varias emergencias para las cuales no se está preparado. La carencia de preparación es grande ante las situaciones complejas e imprevistas que acontecen en lo cotidiano. Por otra parte hace referencia, a un problema importante de naturaleza compleja como es la globalización, condición de la realidad actual y que, a partir de la década de los 80, se fue afirmando cada vez más impulsada por el avance del desarrollo de las tecnologías de la información y de la comunicación. Se volvió más evidente y fue potenciada a partir de la explosión de los medios de comunicación y de las tecnologías digitales. Es oportuno destacar, que la globalización favorece la evolución científica y tecnológica, posibilita mayor integración entre los pueblos y la creación de redes y movimientos de educación para la paz, incentivando diferentes tipos de intercambios culturales, informativos, económicos, políticos y sociales, y, por otro lado, también potencia la emergencia de otras redes, como las de pedofilia, drogas, prostitución y los más diversos tipos de intolerancia que reflejan una profunda devaluación del ser humano y la existencia de realidades hasta entonces inimaginables. De igual forma, Moraes señala que el lado negativo de la globalización viene también provocando un aumento de las desigualdades sociales, potenciando otras formas de la exclusión social, la exclusión digital, con gravísimas consecuencias para el futuro de las próximas generaciones. Así, la misma red de la comunicación que integra también encarcela, revelando las ambivalencias y los males de la civilización. Se observa en la lectura que, consecuentemente se está viviendo en un mundo cada vez más complejo, plural e imprevisible, lo que, a su vez, requiere un pensamiento complejo, relacional, problematizador, un pensamiento que ayude al sujeto a comprender mejor la dinámica relacional existente en esos procesos interdependientes. Debido a esta complejidad, la educación precisa dar respuestas adecuadas, competentes y oportunas. De allí que, el gran problema es que el profesor todavía no está preparado para actuar de manera competente en un mundo funcional en red. Lo que se quiere destacar en este momento es que la gran mayoría de los problemas poseen una naturaleza transnacional, transdisciplinar y absolutamente compleja, desvelando un mundo cada vez más enredado y globalizado, no sólo en la relación con las redes científicas, económicas y tecnológicas, sino también en cuanto a sus vaivenes y desgracias. Y como, seres humanos, todos son absolutamente vulnerables en el proceso de vivir y convivir, en el proceso de ser y conocer. Por consiguiente, la crisis es de naturaleza ontológica, epistemológica y, consecuentemente, crisis generadoras de otro tipo de crisis: la de naturaleza antropológica, al cuestionar la propia humanidad y afectar a la vida de todo ser humano. Esto, ya que todo pensamiento es reductor tanto en la ciencia como en la vida, presenta consecuencias nefastas, es decir, provoca el surgimiento de acciones políticas, sociales y culturales también reductoras y fragmentarias o impiden la evolución de la conciencia, del pensamiento y de la libertad humana. Toda esta situación viene generando nuevas demandas educativas en el sentido de privilegiar la construcción de un paradigma capaz no sólo de atender a cuestiones epistemológicas metodológicas, sino también las cuestiones relacionadas con la naturaleza humana y su proceso evolutivo. De esta forma, la prioridad de la agenda educativa, en los próximos años, tendrá que estar dirigida no sólo hacia las cuestiones relacionadas con los procesos de construcción del conocimiento y el aprendizaje, sino también a las cuestiones afectas a la sustentabilidad ecológica, a la ciudadanía planetaria como consecuencia de la evolución del pensamiento, de la inteligencia y de la conciencia humana en una perspectiva integrada. Evidentemente, la prioridad educativa tendrá que también estar dirigida a las preguntas relativas a la interculturalidad, a la diversidad y al desarrollo pleno de la conciencia humana, pues la diversidad sustentable es, sin duda, una de las grandes preocupaciones de estos tiempos. Es esencial para la democracia fundada en la complejidad de las interacciones entre unidad y diversidad y en la comprensión de las nuevas identidades que surgen en una dinámica de naturaleza compleja. Se destaca, que por estas razones se está trabajando el tema Ecología de los saberes como son la Complejidad, transdisciplinariedad y educación. Esta elección parte de la creencia de que es preciso, no sólo reencantar la educación, sino también reinventar la generación y el soplo creativo regenerador de la propia vida, y rescatar este soplo en los más diversos ambientes educativos, para que se pueda educar a las próximas generaciones y sobrevivir como especie. Esto porque la visión que se tiene del mundo y de la vida parte de la manera en que se observa la realidad, de la manera como se conoce y se relaciona con ella. En fin, depende de la manera como se entiende la dinámica funcional de la vida, de cómo se crea el mundo a imagen y semejanza, puesto que se actúa a través de campos operacionales que son, al mismo tiempo, organizativamente cerrados, sin embargo estructuralmente abiertos y que, al mismo tiempo en que se engloban, también se restringen. De esta forma, como educadores, es necesario comenzar a enfatizar el tejido social, ecológico y planetario común a todos, acentuar las interrelaciones constitutivas de naturaleza eco-sistémica existentes entre los diferentes dominios de la naturaleza, la interdependencia entre ambiente, ser humano, pensamiento y desarrollo. Se necesita también acentuar la existencia de una cooperación global no solo en relación a los procesos cognitivos, emocionales e intelectuales, integrando razón, emoción, sentimiento, imaginación e intuición, sino también en lo que se refiere a las escalas social, ecológica y planetaria. Es por ello, que las demandas educativas no están separadas de las demandas del triángulo de la vida, es decir, de las demandas constituidas por las relaciones sociedad, individuo y naturaleza. Otro aspecto importante a destacar, en los planteamientos de Moraes, es que la ecología de los saberes se refiere a la existencia de conocimientos plurales, a la importancia del diálogo entre saber científico y humanístico, entre saber académico y saber popular proveniente de otras culturas y la necesidad de confrontarse el conocimiento científico con otros conocimientos. Pero, para ello, se necesita de un pensamiento complejo, de un pensamiento ecologizante, capaz de religar estos diferentes saberes, así como las diferentes dimensiones de la vida. Entretanto, para traspasar fronteras, para destruir barreras, para reorganizar el pensamiento humano y ecologizar los saberes es preciso un conjunto de principios teóricos y epistemológicos que tengan en cuenta este enfoque más unificado de la ciencia. Y entre estos principios, la complejidad puede ofrecer y esclarecer los caminos y estrategias de acción. En caso contrario, se continuará privilegiando sólo una multiplicidad de saberes sin que haya cualquier posibilidad de integración y de comunicación entre ellos. Por tanto, es preciso percibir que todo paradigma trae consigo explicaciones ontológicas y explicaciones epistemológicas que inducen o permiten abordajes metodológicos que privilegian enfoques más unificadores e inclusores. Esto porque sabemos que a la base de cualquier paradigma existen relaciones lógicas entre las dimensiones ontológicas, epistemológicas y metodológicas, en lo que se refiere a las teorías, principios, conceptos y nociones utilizadas y que gobiernan los diversos discursos e iluminan las diversas acciones. En líneas generales, se destaca que Moraes elabora su discurso en la época actual inmersa en la postmodernidad describiendo la realidad educativa en diferentes épocas destacando la complejidad como una guía para la comprensión de los mecanismos funcionales del pensamiento.

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