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22 de abril de 2012

Análisis del libro desde la biología hasta la psicología de Maturana

Este trabajo intenta presentar las más importantes contribuciones de Humberto Maturana R. al campo de la psicología, en un esfuerzo de revelarlas directamente. La principal conclusión es que Maturana expande el entendimiento de lo humano y la terapia a través de revelar la biología del observador. Palabras clave: sistémico, autopoiesis, determinismo estructural, lenguaje, emocionar. La psicología contemporánea aún parece estar muy influenciada por los paradigmas empiristas que aceptan una realidad única y universal que es igual para todos y cada uno, y que existe independientemente del observar del observador. De acuerdo a esta manera de pensar, las habilidades cognoscitivas de un organismo son esencialmente pasivas, respondiendo a un orden externo en el que el significado de las cosas ha sido previa y objetivamente definido. En esta mirada, la mente humana evoluciona como un receptor pasivo del orden externo, que la determinará casi en su totalidad (Guidano, 1991 a; Ruiz, 1992). La rígida simplicidad de esta posición, sin embargo, ha entrado a un profunda crisis en los últimos 20 años. Como resultado del quiebre de este paradigma empirista, estamos actualmente atestiguando la convergencia interdisciplinaria desde la cual se está abriendo un espacio hacia una perspectiva completamente diferente: la de las ciencias de la complejidad (Guidano, 1991a; Mahoney, 1991) por un lado, y la biología del conocimiento(Maturana, 1987), por el otro. En la medida que estas perspectivas alternativas consideran a los organismos vivos en términos de su complejidad, podemos notar desde el mero comienzo un énfasis tanto en su autodeterminación, como en su curso abierto y plástico de evolución y desarrollo (Guidano, 1991a). El elemento básico en esta perspectiva es un cambio en las nociones de realidad y del observador. Esto a llevado a un cambio radical en el ver a la relación observador/observado, en la que el tener acceso a una realidad única e independiente aparte del observador ya no es aceptada, mientras que se adopta la posición contraria de aceptar tantas realidades como formas de vivir emerjan de cada ser (Guidano, 1991b; Ruiz, 1992), o tantas realidades como dominios de explicaciones el observador pueda proponer (Maturana, 1987). La contribución de Humberto Maturana R. a las ciencias de la complejidad es reconocida asicomo también su influencia en el pensamiento y la investigación de muchos científicos relacionados con ellas (Mahoney, 1991). Cuando hacia el final de su vida le preguntaron a Bateson sobre quién más podría continuar el estudio de la ‘Creatura’, él contestó que "el centro para este estudio está ahora en Santiago, Chile, bajo un hombre llamado Maturana" (citado en Dell, 1985, p. 5). En la misma vena, teóricos y psicoterapeutas tales como Guidano (1991b) y Arciero (1989), al referirse a la visión de Maturana, hablan de la "Escuela Chilena". La contribución de la teoría de Maturana a la psicoterapia es completamente reconocida. De hecho, él es frecuentemente invitado a las conferencias de psicoterapia en Chile y en el extranjero. Además, su contribución es llevada a la práctica directamente a través de sus enseñanzas en los programas de entrenamiento para psicoterapeutas en varias instituciones en Chile. El propósito de este artículo es el de discutir algunos de los aspectos más importantes de la contribución de Maturana en relación con la psicología y la psicoterapia. LA TEORÍA BIOLÓGICA DEL CONOCIMIENTO COMO UN SISTEMA UNITARIO EXPLICATIVO DE LA VIDA Tal y como lo mencionamos antes, una convergencia interdisciplinaria ha llevado a cambios epistemológicos en la relación observador/observado. La contribución de Maturana a esta nueva proposición epistemológica es fundamental. El es, junto con Lorenz (1973), uno de los primeros científicos de la biología que propusieron que el conocer es un fenómeno biológico que puede solamente ser estudiado y conocido como tal, y que ha desarrollado una completa teoría biológica consistente con esta mirada. Además, él propone que la misma vida debe ser entendida como un proceso de conocimiento, en la realización del vivir en congruencia con el medio. El trabajo de Maturana puede ser, por lo tanto, caracterizado como un sistema explicativo ontológico unitario de la vida y de la experiencia humana. Es ontológico porque visualiza a la experiencia humana desde un punto de vista situado dentro de las condiciones de constitución de lo humano y no desde una posición externa, y es explicativo porque propone una mirada de la dinámica de relaciones que genera los fenómenos del conocimiento. En la medida que su entendimiento de los sistemas biológicos va emergiendo, el enfoque de Maturana nos lleva a reflexionar sobre la condiciones que nos permiten el explicar todo lo que ocurre en la vida como fenómeno del vivir. Desde este punto de vista, la psicología es parte de la biología ya que los fenómenos que ella estudia ocurren en el proceso del vivir de los seres humanos. Al mismo tiempo, Maturana reconoce que la psicología tiene su propio dominio, como el dominio de estudio de la dinámica de relaciones e interacciones que ocurren entre organismos completos, y él no intenta un enfoque reduccionista. (Maturana, 1995). En el pensamiento de Maturana, la mente es un fenómeno que pertenece a la dinámica relacional del organismo. En su mirada, la mente, como un fenómeno relacional, surge en la relación entre organismos y el medio de la misma manera que el caminar surge desde un movimiento de las piernas en relación con el suelo o como un desplazamiento del cuerpo. Maturana también sostiene que debido a que el sistema nervioso cambia a lo largo del crecimiento del niño (y durante toda la vida de la persona) en una manera contingente a su vivir en el lenguaje, la conducta lenguajeante es generada aún y cuando estamos solos. El también sostiene que es posible y así es como pasa, que en nuestra soledad humana podemos tener experiencias que podemos distinguir como experiencias mentales porque ellas tienen sentido en nuestro dominio de relaciones como seres lenguajeantes. Esta forma de ver a la mente, y la manera general de pensar de Maturana, tiene consecuencias incalculables para la psicoterapia. Para empezar, cualquier cambio que surja en los sistemas humanos por la intervención de un psicoterapeuta tiene que ser siempre entendido como una reorganización de la experiencia del paciente determinada por el mismo paciente, y no por el terapeuta. Así, el terapeuta, puede sólo generar perturbaciones en el paciente que pueden gatillar su reorganización mental, pero nunca especificarla. Dicho directamente, el terapeuta sólo puede gatillar, pero o especificar lo que pasa en el paciente. CONSIDERACIONES BIOLÓGICAS De acuerdo a Maturana (1995), hay una recursión siempre que el observador puede afirmar que la reaplicación de una operación ocurre como consecuencia de su aplicación previa. Hay una repetición siempre que un observador pueda afirmar que una operación dada es realizada de nuevo independientemente de las consecuencias de su previa realización. Por lo tanto, lo que hace recursión o repetición a una operación recurrente dada, es su manera de asociación con algunos otros procesos. Una consecuencia de esta condición es que cualquier proceso circular puede ser recursivo o repetitivo de acuerdo a su asociación con otro proceso en el mismo o en otro domino diferente. Otra consecuencia es que siempre que el observador vea una repetición, él o ella ve que todo permanece igual, y siempre que el observador ve una recursión, él o ella ve la aparición de un nuevo dominio fenoménico. Maturana clarifica estas distinciones por medio de un ejemplo: Si las ruedas de una carro giran patinando, el carro no se mueve, se mantiene en el mismo lugar, y el observador ve el giro de la ruedas como repetitivo. Sin embargo, si las ruedas de una carro giran de tal manera que su punto de contacto con el suelo cambia, y en cada nuevo giro las ruedas empiezan de una posición diferente que la anterior como resultado de tal cambio, el observador ve un nuevo fenómeno, el movimiento del carro, y considera que al girar de las ruedas como recursivo. Otro ejemplo es lo que pasa en un campo con los nutrientes del suelo cuando se planta el mismo cultivo año tras año. Cuando esto se hace, la siembra recurrente se hace recursiva porque da lugar a un nuevo fenómeno, es decir, al depletamiento de los nutrientes del campo mencionado (Maturana, 1995, pp. 53.) Otro ejemplo de recursividad en psicoterapia. En psicoterapia el encuentro del terapeuta con el cliente ocurre cada vez en un nuevo estado alcanzado por el cliente y el terapeuta después de su cita previa. Esto es obvio, pero lo que es interesante es que cuando esto pasa, un nuevo fenómeno aparece que es un cambio en la manera en que el cliente se ve a sí mismo y el mundo que él o ella vive. Dependiendo de la naturaleza de este cambio, la terapia es exitosa o no. Otra de las más importantes contribuciones de la mirada de Maturana a la psicología contemporánea es su teoría del lenguaje. Para Maturana, el lenguaje como fenómeno de la vida pertenece a la historia evolutiva de los seres humanos. Maturana (1988) muestra cómo el lenguaje ocurre en el fluir de coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de conducta. Concordantemente, cada palabra (como sonido o gesto) no indica nada externo a nosotros, sino que es un elemento en el flujo de coordinaciones de coordinaciones de haceres y emociones que toman lugar en el vivir juntos en el lenguaje. De hecho, son precisamente estas coordinaciones del hacer y el emocionar que toma lugar en la coexistencia en el lenguaje lo que constituye el significado de las palabras. Maturana usa la palabra lenguajear para enfatizar el carácter dinámico relacional del lenguaje. Pero Maturana va aún más lejos y usa el término conversación para referirse al entrelazamiento de las coordinaciones de coordinaciones conductuales consensuales y las emociones que ocurre al vivir juntos en el lenguaje. La posición de Maturana revierte el punto de vista clásico empirista que ve al lenguaje como una simple transmisión de información de un individuo a otro. La teoría del lenguaje de Maturana explica las condiciones de constitución del fenómeno del lenguaje. Las perspectivas empiristas del presente no son explicativas porque ellas no describen las condiciones de constitución del lenguaje, y sólo describen las regularidades de su operación. Las coordinaciones consensuales de coordinaciones de conducta consensuales es la operacionalidad que constituye al lenguaje y lo que toma lugar en él. La mirada de Maturana de que toda la vida humana ocurre en conversaciones tiene dos implicaciones básicas con respecto a la temporalidad. Una es que explica a la existencia humana como tomando lugar en un continuo fluir de lenguajeo y emocionamiento (NT: en un continuo fluir de lenguajear y emocionar); y la otra es que la vida humana es vivida en el presente, en el aquí y ahora. De acuerdo a él, la temporalidad es una manera de explicar la experiencia del flujo de eventos, y no una dimensión del universo. Parte de nuestro problema existencia surge de no darnos cuenta de esto. El lenguaje y el lenguajear Maturana ha propuesto en otros artículos (Maturana, 1978 y 1990) que las operaciones que constituyen eso que nosotros los seres humanos vivimos como lenguaje y lenguajear en el proceso de nuestro vivir, toma lugar en nuestro dominio relacional como una manera de vivir en interacciones recurrentes en lo que un observador ve como coordinaciones consensuales recursivas de coordinaciones consensuales de conducta. En otras palabras, él afirma que el lenguaje y el lenguajear no son fenómenos fisiológicos o estructurales del organismos o de su sistema nervioso, y que lo que pasas en el lenguaje y el lenguajear no puede ser explicado o entendido como rasgos estructurales, funcionales o dinámicos de la dinámica estructural del organismo y de su sistema nervioso, porque ellos son fenómenos del dominio de operación del organismo como totalidad en el medio. Además, él afirma que lo que él ha dicho con relación al lenguaje y el lenguajear se aplica a todos los fenómenos que surgen en la expansión recursiva histórica de la operación en el lenguaje de una comunidad lenguajeante. Maturana sostiene que como seres lenguajeantes vivimos en un mundo de objetos que surgen en el lenguajear. De hecho, él afirma (ver Maturana, 1995, los objetos surgen en el lenguajeo en la primera recursión del fluir en coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de conducta que el lenguaje es. Cada recursión, en el fluir de coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de conducta en el que nosotros estamos cuando lenguajeamos, genera un objeto, y cada recursión produce una clase diferente de objeto de acuerdo a las circunstancias relacionales en las que toma lugar. En esta dinámica, cuando un objeto surge en la primera recursión en las coordinaciones consensuales de conducta, la distinción del objeto surge en la segunda recursión. A medida de que los objetos son distinguidos, otra recursión en el fluir de coordinaciones consensuales de conducta (una tercera recursión) distingue la relación entre objetos, y la posibilidad está abierta para la constitución de un domino de relaciones cuando las relaciones de relaciones son distinguidas en una siguiente recursión. En términos más generales, debido a que en cualquier nivel de recursión las conductas consensuales coordinadas se convierten en objetos, y así en fundamento para distinciones recursivas adicionales, cualquier nivel de recursión puede recursivamente convertirse en un domino de objetos que opera como nivel de base para recursiones adicionales. De acuerdo a Maturana, cuando el lenguajear se expande como una manera de vivir juntos en las interacciones recurrentes del vivir juntos como miembros de una comunidad lenguajeante, el lenguajear sigue las complejidades cambiantes del vivir juntos y se convierte en una fuente de complejidades adicionales, constituyendo una red de entrecruzamientos de coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de conducta que generan toda la complejidad de vivir en el lenguaje. En relación al observar, el dijo: el observar surge como una operación en una segunda recursión que distingue el distinguir; esto es, en la distinción del observar, el observador aparece; y la auto-consciencia aparece en una recursión de cuarto orden en la que el observar al observador toma lugar. En términos más generales, la operación en cualquier dominio de objetos puede llegar a ser el fundamento para la generación de un dominio de consciencia y auto-consciencia (Maturana, 1995, pp. 154) De acuerdo a esto, el terapeuta opera al guiar a su cliente a que opere en la auto-consciencia que toma lugar como una cuarta recursión. La emoción y el emocionar De acuerdo a Maturana, lo que está implícito cuando hablamos de emociones son disposiciones dinámicas corporales que especifican el dominio de acciones en la que el organismo se mueve. Para Maturana la emoción define la acción. Es la emoción la que define cuándo un gesto dado es una agresión o una caricia. De acuerdo a Maturana nosotros siempre estamos en una dinámica emocional, en un fluir de un dominio de acciones a otro en la historia de interacciones recurrentes en la que vivimos. De hecho, el afirma que nosotros aprendemos nuestro emocionar mientras vivimos con otros desde el útero (Maturana y Verden-Zöller, 1993). De acuerdo a Maturana, cuando lenguajeamos, nuestro lenguajear y emocionar están entrelazados, de tal manera que nuestro fluir emocional es afectado por nuestro lenguajear, y nuestro lenguajear en afectado por nuestro fluir emocional. Nuestras emociones, tanto las de los otros, cambian como resultado de nuestras palabras; y nuestras palabras cambian como resultado de el cambio en nuestras emociones. En mi opinión, esto es lo que pasa en la psicoterapia en la interacción entre el psicoterapeuta y el cliente, cuando el emocionar y las palabras de ambos, el cliente y el psicoterapeuta, cambia como resultado de su interacción. De acuerdo con Maturana, hay una interrelación integral entre el emocionar y el lenguajear desde la niñez, de modo que lo que es conocido como fenómeno cognitivo es desde el comienzo una unidad entre el emocionar y el intelecto (Maturana y Verden-Zöller, en prensa) El rol del sistema nervioso en la conservación del acoplamiento estructural entre el sistema viviente y el medio El sistema viviente como sistema determinado estructuralmente opera en un acoplamiento estructural dinámico con el medio (Maturana, 1978 y 1987). Si ese acoplamiento estructural dinámico se pierde, el sistema viviente se muere. La conducta de un sistema viviente en la realización de su vivir que toma lugar en las relaciones e interacciones del sistema viviente y el medio, ocurre a través de los cambios estructurales del sistema viviente en la conservación de su acoplamiento estructural. Maturana (1995) propone que el sistema nervioso opera como una red neuronal cerrada y que participa en la conservación del acoplamiento estructural entre el sistema viviente y el medio a través de cambios estructurales que sufre contingentes al fluir del vivir del sistema viviente. Además, Maturana afirma que el sistema nervioso participa en la realización del vivir del sistema viviente a través de correlaciones senso/efectoras que él genera, dando lugar a los cambios estructurales en el sistema viviente que se adecuan a los cambios estructurales del medio porque su estructura ha cambiado contingentemente al fluir de las interacciones del sistema viviente cuando realiza su vivir en ese medio. Además, Maturana mantiene que el sistema nervioso no opera con representaciones del medio, y que él opera generando correlaciones senso/efectoras internas y externas en el organismo que son operacionalmente efectivas en relación con la realización de su manera de vivir. Para un observador de un organismo en el fluir de sus interacciones en la realización de su manera de vivir, parece como si el sistema nervioso estuviese haciendo computaciones para acomodar la conducta del organismo a los rasgos que él o ella ve en el medio, pero no hace eso. El organismo y el sistema nervioso en él, operan como sistemas determinados estructuralmente que se deslizan en congruencia estructural con el medio en la realización del vivir del sistema viviente, porque sus estructuras respectivas cambian en el acoplamiento estructural del uno con el otro y el medio a través de la realización de la manera de vivir del organismo, y ambos, el organismo y el sistema nervioso, se desintegran cuando este acoplamiento estructural se pierde (Maturana, 1995, p. 162) Noción de auto-consciencia Como ya lo dije anteriormente, Maturana propone que la auto-consciencia es una operación en el lenguaje que toma lugar como una cuarta recursión en el fluir de las coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de conducta. La auto-consciencia como una operación relacional en el lenguaje, por lo tanto, no toma lugar en el cerebro, y no es un fenómeno neurofisiológico, ni un producto de la operación del sistema nervioso, aún y cuando la operación del sistema nervioso es necesaria para que ella ocurra. En nuestra experiencia, sin embargo, cuando nosotros nos distinguimos a nosotros mismos distinguiéndonos a nosotros mismos, la consciencia aparece como propiedad o habilidad del sí-mismo (self) que aparece como una entidad que requiere localización. Es debido a la manera de operar del sistema nervioso en nosotros como sistema nervioso lenguajeante, y hasta el grado que ha llegado a ser así en cada uno de nosotros en nuestras historias particulares de seres lenguajeantes, que permite que nosotros vivamos las experiencias de auto-consciencia en la soledad, y, como consecuencia, el experienciar el sí-mismo y la consciencia como localizados en nuestro cuerpo. Maturana (1995) mantiene que la auto-identidad surge como objeto en una mirada reflexiva, y que es el lenguaje la que la hace posible. Lo que él dice es que la auto-consciencia es la distinción de una identidad relacional que surge en el lenguaje tratado como objeto en una reflexión en el lenguaje. Esto es, la auto-consciencia es una operación en el lenguaje en el que tanto la corporalidad como la dinámica del ser lenguajeante aparecen como objetos. Para que esto pase, la distinción del objeto debe ya de haber surgido en el observar, de modo que las relaciones pueden ser objetos también. Percepción e ilusión Otra contribución básica de Maturana para el entendimiento de la existencia humana es que la experiencia humana (auto-distinción) es una condición primaria para explicar la cognición como fenómeno biológico. Esto significa que nosotros explicamos nuestras experiencias con nuestras experiencias. En este nivel de experiencia no es posible distinguir entre ilusión y percepción. Debido a que es solamente a través del lenguaje que los seres humanos pueden explicar sus experiencia y asimilarlas en su praxis del vivir, entender es el ver una experiencia en un contexto más grande de experiencias en el dominio de las conversaciones. Todo el reordenamiento racional cognitivo que podemos elaborar está basado en premisas tácitas que han sido provistas por experiencias inmediatas cuando ellas aparecen en el lenguajear y el emocionar. En palabras de Maturana: "Todo sistema racional está fundado en premisas básicas aceptadas a priori a través de las preferencias(emociones) de uno, y es por esto que no es posible convencer a nadie con un argumento lógico si no hay una aceptación común a priori de esas premisas básicas" (Maturana, 1988, p. 17). Desde la perspectiva de la terapia, esta afirmación invalida la mirada racionalista que sostiene que a través de la práctica de la lógica humana es posible cambiar las emociones de los pacientes (Ellis, 1985; Beck, 1976). Tal cambio es posible solamente si el paciente cambia sus premisas aceptadas emocionalmente a través del emocionar implícito en las interacciones con el terapeuta durante la conversación lógica y racional. El multiverso Si, como Maturana apunta, el observador no puede tener acceso a una realidad objetiva independiente, y si, como el establece en su "Ontología del observar" (1987), el observador es constitutivamente participante de lo que él o ella observa, entonces lo que el propone es evidentemente radical: el pasaje de un Universo, esto es, de una realidad objetiva única que es la misma para todos, a un Multiverso, en el que hay tantos dominios de realidades como hay dominios de coherencias de la experiencia del observador que son vividos como dominios de explicaciones de las experiencias con coherencias de la experiencia. Tal y como Maturana apunta, en la mirada del Universo como un único (single, solo) dominio de realidad, la validez de una afirmación se apoya en sus conexiones con la realidad objetiva del Universo. En contraste, en la mirada del Multiverso, la validez de una afirmación se apoya en sus conexiones con las coherencias experienciales del dominio de realidad al cual pertenece. En estas circunstancias, desde el punto de vista de la terapia, la existencia de estas dos manera de encarar la pregunta por la realidad (y, por lo tanto, la existencia de dos diferentes visiones de lo que pasa en la vida diaria de quienes nos consultan, de dos diferentes concepciones de lo que ocurre en las transformaciones que toman lugar como resultado de la terapia) implican dos diferentes maneras de hacer terapia. En el primer caso, cuando el terapeuta cree que existe ahí un universo al que él o ella tiene un acceso privilegiado, él o ella actúa como el portador de la verdad que puede ser directamente transmitida al paciente. En el otro caso, el terapeuta no se ve a sí mismo como el portador de la verdad, y pasará a considerar que el mundo generado por el paciente es el único mundo posible para él o ella bajo sus circunstancias presentes. En este último caso, la tarea del terapeuta será la de ayudar al paciente a entender el mundo que él o ella genera como una apertura para la disolución de su sufrimiento. El primer caso corresponde al enfoque racionalista (Ellis, 1985; Beck, 1976), y el segundo al enfoque constructivista evolucionario o postracionalista de la psicoterapia (Guidano, 1991b; Mahoney, 1991; Ruiz, 1992). El concepto de cultura Para Maturana y Verden-Zöller (1993) la existencia humana toma lugar en el espacio relacional del conversar. Esto significa que, aún y cuando desde una perspectiva biológica nosotros somos Homo sapiens sapiens, nuestra manera de vivir, es decir, nuestra condición humana, toma lugar en nuestra forma de relacionarnos unos con otros y el mundo que generamos en nuestra vida diaria a través del conversar. El mantiene que una cultura es una red cerrada de conversaciones, y que un cambio cultural toma lugar en una comunidad humana cuando la red de conversaciones que la define como tal, cambia. Una cultura como una red de conversaciones (coordinaciones de lenguajear y emocionar) es conservada cuando los miembros de la cultura se hacen miembros de ella y la realizan al vivirla. Como tal, la identidad de los miembros de una cultura surge continuamente de nuevo cuando ellos viven la cultura que ellos integran. Tal identidad puede cambiar si las personas cambian la red de conversaciones en las que ellos participan. Su identidad (emocional y conductual) no preexiste como un rasgo de la cultura, sino que surge momento a momento cuando ellos generan con su conducta la cultura a la cual pertenecen. La Biología del Amor Maturana (y Verden-Zöller, 1993) es el primer científico que explica el amor. En su proposición, el amor no es una cualidad, o regalo o virtud, sino que es un fenómeno biológico relacional. De acuerdo a él (Maturana, 1993), el amor consiste en una conducta o clase de conductas a través de las cuales el otro aparece como un legítimo otro en coexistencia con uno en circunstancias que el otro puede ser uno mismo. De acuerdo con él, no es un asunto de legitimar al otro, o de hacer cosas intencionalmente para legitimar al otro, es un asunto de la conducta a través de la cual la legitimidad del otro no es negada, aún en el desacuerdo. De acuerdo con él, el amor es un fenómeno biológico básico, y es la emoción que constituye la existencia social. Maturana cree que nos enfermamos al vivir una manera de vivir que sistemáticamente niega al amor. Maturana afirma que el proceso terapéutico es siempre el mismo, cualquiera que sea la forma de psicoterapia, y que es lograda cuando el terapeuta tiene éxito, a través de la interacción con el paciente, en guiarlo a él o ella, consciente o inconscientemente, a abandonar la negación sistemática de sí mismo y de otros a través de recobrar la biología del amor como el hilo central de su vivir.

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